Todos nos hemos percatado alguna vez de la existencia de un bar, entre los muchos de una determinada calle, en el que se concentra la mayor parte de la clientela que frecuenta la zona. Si nos paramos un momento a observar o determinar la causa de este fenómeno, casi con toda seguridad encontraremos rápidamente un hecho que lo diferencia del resto de los establecimientos que lo rodean: la especialización en servir unas tapas determinadas, un tipo de música ambiental dirigida a una determinada edad, una decoración especialmente atractiva, etc. Cualquiera de ellos puede ser el factor diferenciador que ejerza una atracción sobre la clientela.
No hay prácticamente ningún producto en el mercado que no pueda ser diferenciado de los demás de alguna forma atractiva o ventajosa.
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